La Cuba de Carlos Manuel Álvarez

Cuando era un niño de 10 años, Carlos Manuel Álvarez (Matanzas, Cuba, 1989) conoció en persona a Fidel Castro. En cadena nacional, el entonces presidente de Cuba le preguntó qué quería ser de grande. Él respondió que médico. Después Fidel lo abrazó y posiblemente le dio un beso. Así lo recordaría dieciséis años después Carlos Manuel Álvarez, en el ensayo ‘El abismo entre Castro y Fidel’ que publicó en The New York Times dos días después de la muerte del líder de la Revolución cubana.

Al final, Carlos Manuel Álvarez fue periodista y no médico. Además del Times, ha colaborado con medios como OnCuba, El Malpensante y El Estornudo, una revista digital que fundó con un par de amigos a inicios de 2016 y en cuya descripción se lee: «Revista independiente de periodismo narrativo, hecha desde dentro de Cuba, desde fuera de Cuba y, de paso, sobre Cuba». En 2015, ganó el premio de periodismo narrativo Las Nuevas Plumas y hoy, a sus 27 años, lleva ya dos libros publicados: uno de ficción, La tarde de los sucesos definitivos (Criatura Editora); y un volumen de crónicas, prologado por el argentino Martín Caparrós, cuya reciente publicación suscitó esta entrevista.

Las crónicas que forman La tribu. Retratos de Cuba (Sexto Piso, 2017) —le pregunto al periodista cubano— ¿las hiciste pensando en un libro o, más bien, las trabajaste individualmente hasta que te diste cuenta de que podías compilarlas?

Hay dos momentos —responde—. Al inicio, escribía sin idea alguna de hacer un volumen de crónicas, de hecho un par de textos los hice en 2013, aún siendo estudiante. Después me di cuenta de que lo que me tocó vivir eran años de un particular interés en la historia de Cuba: un momento bisagra, porque si bien no hubo variaciones estructurales en el país, sí hubo un cambio económico, social, en el ámbito cultural y también político, en cierta medida. Entonces, para hacerte el cuento corto, ese fue un primer momento, y después hubo otro, cuando me di cuenta de que con las historias que tenía y otras, en las que quería seguir trabajando, tendría una especie de mosaico de esa etapa histórica.

Se trata, entonces, de un libro que cuenta Cuba desde la gente. ¿Qué otros hilos le dan unidad a esas crónicas?

Ese es un punto interesante en cualquier libro de periodismo narrativo (contar la historia desde la gente), pero en mi caso, que es el caso cubano, la idea es devolverle a las cosas su función primaria. Es decir, contar la realidad de Cuba a través de historias que supongan una especie de alegoría y que expresen algo más del país. Cada historia del libro es también un fin en sí misma, porque (por ejemplo) me interesan mucho los hechos de la salud pública en Cuba o lo que significa la política en la vida común y corriente de los cubanos. Ese es el punto central del libro, contar al país con historias que se escriben con h minúscula: la migración, el exilio, qué es la música para los cubanos… El libro tiene determinados temas con una carga política, pero también sobre la cotidianidad cubana.

Las crónicas de La tribu. Retratos de Cuba se sitúan entre 2013 y fines de 2016, una etapa marcada por cambios en la política económica y social de Cuba, el deshielo de las relaciones diplomáticas con Estados Unidos —que ahora lucen aletargadas con la administración Trump— y por lo que representó para la Revolución cubana la muerte de Fidel Castro, ocurrida el 25 de noviembre de 2016. Fue un trabajo al que Carlos Manuel Álvarez le dedicó cuatro años y cuya última parte escribió entre su país y la ciudad de México, donde está radicado actualmente.

La tribu, retratos de cuba   

¿El libro ha tenido alguna reacción política en tu país? ¿Se publicará en Cuba?

No ha tenido la menor reacción. Tampoco creo que se publique en Cuba, a pesar de que ese debería ser su nicho natural y de que eso es lo que me gustaría. No hay que ser ingenuo: hay que ver los temas que trata el libro o la manera frontal en la que habla de figuras como Fidel Castro, sin contar con otras historias. Entonces va a ser imposible que una editorial cubana, si todas las editoriales cubanas son del Estado, se atreva a publicar un libro como este.

¿La tribu. Retratos de Cuba muestra una revolución en decadencia?

Sí, algo que se ha dado por llamar revolución, porque un viejo orden se sustituyó por uno nuevo en Cuba, hace ya muchos años, y de los rastros de la revolución no queda ninguno, salvo el secuestro semántico que ha hecho el poder político, que se sigue llamando desfachatadamente revolución. La auténtica revolución, a estas alturas de 2017, es justamente su reverso. Cuba es el antónimo de revolución.

Siendo estudiante de Periodismo, en la Universidad de La Habana, Carlos Manuel Álvarez empezó a publicar sus primeros textos en Cubadebate, un sitio web al que él considera «la bandera de los medios oficiales en Cuba, el más políticamente activo y progubernamental (en internet)». En ese tiempo no le pagaban —cuenta—, pero le dieron la oportunidad de publicar. Después colaboró con otros medios como OnCuba, «una publicación norteamericana con corresponsalía permanente en La Habana» y poco a poco se hizo una carrera independiente, o como se conoce en el mercado editorial: empezó a trabajar de freelancer. Sobre el tiempo que ejerció el periodismo en La Habana, dice:

Mi carrera como periodista en Cuba, siempre la resumo como un alejamiento proporcional de los medios que están controlados por los aparatos de propaganda del poder. Un alejamiento hacia la periferia, que implicó trabajar en medios cada vez más pequeños, cada vez más a contracorriente, en los que es más difícil establecer un canal de comunicación directa con el lector. Pero, por otro lado, esa misma distancia (del poder político) es directamente proporcional a la libertad que se tiene para escribir.

¿Se puede hacer periodismo en Cuba? —insisto.

En Cuba hay un germen de lo que podría ser el periodismo. Periodismo independiente siempre ha habido, sobre todo desde los años noventa hay expresiones a contracorriente y gente que ha sufrido prisión por eso. Pero ahora, digamos, hay cierta apertura desde el punto de vista económico y cultural, que ha permitido brotes de periodismo y que el ecosistema (de medios) empiece a diversificarse. En Cuba se está hablando del renacer de un periodismo independiente, que puede significar el único espacio donde se haga un periodismo real. Puede que desde ahí también se haga un mal periodismo, de hecho muchas veces eso ocurre, pero lo que quiero decir es que ese es el único nicho que se acerca a lo que debe ser el oficio.

¿Cómo cambia la llegada al poder de Donald Trump, el actual presidente de Estados Unidos, al momento histórico en el que transcurre tu libro?

La tribu. Retratos de Cuba es un libro que está contado, de alguna manera, en tiempo real, y como relato tiene el privilegio de que cierra con un momento definitivo, que es la muerte de Fidel Castro. Trump podría representar una regresión, pero me parece que el deshielo, el acercamiento comercial y diplomático con Estados Unidos es ya inevitable. Habría que ver cuáles son las intenciones reales de Trump, pero me parece que, en el peor de los escenarios, podría estancar o imprimirle menos velocidad a esta apertura o avance en las relaciones diplomáticas de ambos países, pero no va a poder revertirla.

Vives actualmente en México, colaboras con medios internacionales y has publicado ya dos libros. ¿Qué va a pasar ahora? ¿Seguirás escribiendo sobre tu país?

Esa es una de las preguntas que me hago: ¿quiero seguir mirando Cuba y documentando lo que ahí pasa o me interesan otros escenarios?, y la verdad es que ahora mismo, desde el periodismo, no tengo ánimo de seguir insistiendo en el tema cubano. Al menos no de una manera tan punzante y deliberada, como lo hice con la escritura del libro. Claro que quiero seguir escribiendo artículos y crónicas sobre Cuba, pero no sé si con ese afán tan consciente de retratar el momento. Es probable que en adelante empiece a guiarme más por mis gustos personales. Lo digo solo como una posibilidad, pero hay algo que me interesaría mucho, que es contar Miami. Sería seguir contando Cuba fuera de Cuba o Cuba en otro país.